El volumen de desperdicio durante el proceso de producción de alimentos tiene un impacto financiero importante. Entregar el mejor producto posible a los clientes - y recibir los precios más altos por ello - significa tomar medidas para reducir este desperdicio.
La herramienta más eficaz de que disponen los productores para combatir el deterioro de las frutas y hortalizas después de la cosecha es la gestión de la temperatura.